se hacía notar primero,
cuando empezaba sus cuentos con ese "tufo ronero",
fue en diciembre o en enero que dejé de oír su voz.
Nadie supo desde entonces,
que aquel viejo "cuenta cuentos"
que más que narrar historias, sólo hablaba de lo cierto,
del por qué las rosas rojas o los molinos y el viento.
Fueron quizás las noche locas,
llenas de coca y alcohol,
fue tal vez la poca ropa que abrigaba al viejo Tom,
que aunque viejo siempre sabio, y un viajero soñador.
Agosto, 2013
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