ENTREVISTA A LUZGARDO MEDINA EGOAVIL
Luego del festival, el poeta arequipeño se tomó un tiempo con nosotros, aquí la entrevista:
Luzgardo, de verdad le agradecemos nos permita una breve pausa en sus actividades para comentar en nuestro blog acerca de su trabajo, sólo unas preguntas para empezar:
¿Cómo nace su apego por la poesía?
Crecí en la provincia de Condesuyos, Chuquibamba. Viajé con mi abuelo, a lomo de bestia, recorrí todos los pueblos cercanos y no tan cercanos. Don José Ernesto Medina Alatrista (mi abuelo) era un bohemio, con él aprendí a amanecer cantando y a beber el mejor cañazo del valle de Majes. Mi abuelita, en cambio, toda una divinidad, una legítima diosa griega, sabía huaynos y yaravíes que mientras iba haciendo las cosas de la casa o de la chacra solía cantar o silbaba la melodía, ella era un manual de poesías amorosas. Mi abuela Olinda Morán Barrios que ahora tiene 100 años y va para más, me enseñó a bailar, a recitar, a cantar y a ser alegre en toda la extensión de la palabra. Los dos grandes maestros que tuve en mi vida fueron mis abuelos. Después mi tío Martín Medina me hizo aprender los versos de Antonio Machado y de César Vallejo, por aquellos días -me cuenta- con cinco años encima, pero Machado y Vallejo eran parte de mi pálpito, mucho después descubrí que mi prima Gladis Collado Medina escribía en un cuaderno muy gordo en páginas. He crecido en los cerros, detrás del ovejerío, los chivos, las vacas, los burros, las perdices, las zorras, los pumas, las serpientes, las aves de mil colores; aprendí a alimentarme de los frutos de los cactus de los cerros (el sancayo, el sanque, la chuna, el ayrampo), aprendí a jugar bajo la lluvia, comí el jergo de los condenados, los amigos más leales que he tenido en mi vida son: León, Pilfo y Otelo, mis tres perros (León era negro chillo). Crecí en Josjospa, Osccoy, Pasquita, Tuhuana y Huallhuaq, terrenos en donde mis abuelos sembraban y cosechaban las estrellas del cielo. Esas vivencias de mis primeros años me marcaron para siempre. Después viajé al Cañón más profundo y Bello del Planeta: Cotahuasi, tierra de mi segunda madre (otros llaman madrastra), un ángel maravilloso ángel, casi una santa, su aliento me condujo a descubrir la belleza de la naturaleza en su esencia, aquí mi alma se fundió con la tierra misma. Supe que el amor y la felicidad existían con rostro y con cuerpo perfectos. Finalmente conocí a los 15 años a Walt Whitman quien me hizo tomar un camino que es en donde muchos pueden encontrarme o muchos pueden ignorarme, no hay problema, porque hemos venido a este mundo para aprender, para descubrir y para intentar ser libres en toda la extensión de la palabra. Escribir me da algo de libertad, escribir es como crear un país del que soy su creador. No me interesan lo que puedan sostener con acritud los políticos, me interesa saber qué pienso del futuro y qué puedo hacer por él. Me va lo que digan de mí, me importa un bledo la soledad, la tristeza, la melancolía y las palabras esogidas de los señores que manejan la hipocresía. Intento caminar con una voz personal, aunque a esta altura de mi peregrinaje por las letras, he descubierto que no hay un poeta legítimo, todos somos la suma de todos, todos decimos algo de la verdad, todos decimos locuras y aciertos, también. Pertenezco a la hornada poética del 80, en la ciudad de Arequipa, saqué a la luz mis primeros intentos versales en la revista Eclosión con los poetas Odi Gonzales, Rolando Luque, Jaime Leonardo Rodríguez, Adolfo Salinas Gamero; con el periodista, politicólogo y docente universitario Luis sardón de Taboada, con el filósofo Pablo Quintanila Pérez Whitch, con el novelista Carlos Herrera Rodríguez (la pluma mas sobresaliente del país); después sumamos trabajo con los poetas Boris Espezúa Salmón, Leandro Medina, José Gabriel Valdivia, Luz Vilca Mamani, Esther Villafuerte, Horacio Ch. Alvarez y Justo Mladonado Lima.
Cómo considera en breves palabras la poesía de su colega, la poeta Nancy Loayza Alatrista?
Crecí en la provincia de Condesuyos, Chuquibamba. Viajé con mi abuelo, a lomo de bestia, recorrí todos los pueblos cercanos y no tan cercanos. Don José Ernesto Medina Alatrista (mi abuelo) era un bohemio, con él aprendí a amanecer cantando y a beber el mejor cañazo del valle de Majes. Mi abuelita, en cambio, toda una divinidad, una legítima diosa griega, sabía huaynos y yaravíes que mientras iba haciendo las cosas de la casa o de la chacra solía cantar o silbaba la melodía, ella era un manual de poesías amorosas. Mi abuela Olinda Morán Barrios que ahora tiene 100 años y va para más, me enseñó a bailar, a recitar, a cantar y a ser alegre en toda la extensión de la palabra. Los dos grandes maestros que tuve en mi vida fueron mis abuelos. Después mi tío Martín Medina me hizo aprender los versos de Antonio Machado y de César Vallejo, por aquellos días -me cuenta- con cinco años encima, pero Machado y Vallejo eran parte de mi pálpito, mucho después descubrí que mi prima Gladis Collado Medina escribía en un cuaderno muy gordo en páginas. He crecido en los cerros, detrás del ovejerío, los chivos, las vacas, los burros, las perdices, las zorras, los pumas, las serpientes, las aves de mil colores; aprendí a alimentarme de los frutos de los cactus de los cerros (el sancayo, el sanque, la chuna, el ayrampo), aprendí a jugar bajo la lluvia, comí el jergo de los condenados, los amigos más leales que he tenido en mi vida son: León, Pilfo y Otelo, mis tres perros (León era negro chillo). Crecí en Josjospa, Osccoy, Pasquita, Tuhuana y Huallhuaq, terrenos en donde mis abuelos sembraban y cosechaban las estrellas del cielo. Esas vivencias de mis primeros años me marcaron para siempre. Después viajé al Cañón más profundo y Bello del Planeta: Cotahuasi, tierra de mi segunda madre (otros llaman madrastra), un ángel maravilloso ángel, casi una santa, su aliento me condujo a descubrir la belleza de la naturaleza en su esencia, aquí mi alma se fundió con la tierra misma. Supe que el amor y la felicidad existían con rostro y con cuerpo perfectos. Finalmente conocí a los 15 años a Walt Whitman quien me hizo tomar un camino que es en donde muchos pueden encontrarme o muchos pueden ignorarme, no hay problema, porque hemos venido a este mundo para aprender, para descubrir y para intentar ser libres en toda la extensión de la palabra. Escribir me da algo de libertad, escribir es como crear un país del que soy su creador. No me interesan lo que puedan sostener con acritud los políticos, me interesa saber qué pienso del futuro y qué puedo hacer por él. Me va lo que digan de mí, me importa un bledo la soledad, la tristeza, la melancolía y las palabras esogidas de los señores que manejan la hipocresía. Intento caminar con una voz personal, aunque a esta altura de mi peregrinaje por las letras, he descubierto que no hay un poeta legítimo, todos somos la suma de todos, todos decimos algo de la verdad, todos decimos locuras y aciertos, también. Pertenezco a la hornada poética del 80, en la ciudad de Arequipa, saqué a la luz mis primeros intentos versales en la revista Eclosión con los poetas Odi Gonzales, Rolando Luque, Jaime Leonardo Rodríguez, Adolfo Salinas Gamero; con el periodista, politicólogo y docente universitario Luis sardón de Taboada, con el filósofo Pablo Quintanila Pérez Whitch, con el novelista Carlos Herrera Rodríguez (la pluma mas sobresaliente del país); después sumamos trabajo con los poetas Boris Espezúa Salmón, Leandro Medina, José Gabriel Valdivia, Luz Vilca Mamani, Esther Villafuerte, Horacio Ch. Alvarez y Justo Mladonado Lima.
Cómo considera en breves palabras la poesía de su colega, la poeta Nancy Loayza Alatrista?
El libro es un documento de fe existencialista que toma como pretexto el amor, algunos escenarios de la sierra arequipeña, Puno y Moquuegua. También aprecio otros temas subjetivos que siempre están ligados a su personalísima búsqueda. La poeta intenta, a modo de catarsis, decir lo que le envuelve, no tiene más remedio que transmitir ese conglomerado de palabras y circunstancias que la hacen vulnerable. Para los tiempos que vivimos muy difícil encontrar un poeta o una poeta que solamente escriba al amor y todos sus lentos caminos, digo lentos porque hay que andarlos con mucha paciencia y con demasiada calma. Es que el amor siempre será un tema viejo para dedicarle propuestas versales, sin embargo el amor también es un tema novísimo para descubrir otros ángulos de la perfección, para decir y predecir lo que va a acontecer a nuestras espaldas o sobre nuestros pechos. La poeta Nancy Loayza desea compartir sus demiurgos enjaulados.
Que consejo daría a quienes se inician en el camino que usted ya recorrió?
No soy tan bueno para dar consejos. La última vez le dije a un joven que leyera mucho hasta que se canse y, cuando ya no quiera leer, pues que comience a escribir; cuando volví a encontrarme con él, éste me dijo que seguía leyendo y que ya llegará el día en que intente decir algo, por el momento todo ya estaba dicho. Es por gusto emprender un camino en las letras si no se tiene la costumbre de leer o investigar. La lectura es la base para escribir. La lectura te posibilita percibir el destino o el panorama literario con otro aroma y otro color. Hay que mantener cierta disciplina y persistir, solamente llega al final quien persiste. Los demás se quedan en el intento.
Foto de la presentación del libro de la poeta Nancy Loayza Alatrista, en la mesa de honor (de izq a derecha), Luzgardo Medina Egoavil (poeta), Nancy Loayza Alatrista (poeta), profesora Deysi Rivadeneyra Gamez, Director del Ministerio de Cultura de Moquegua.
Estuve viendo que tiene Ud. muchos seguidores on line (me uno). ¿Como han pasado estos años en Luzgardo Medina Egoavil?
- Intenté ser constante, solamente eso. No soy un diestro en poesía, no soy un acaudalado de la inteligencia, no soy un bendecido por las hadas maravillosas del tiempo y de los siete mares. Fueron largos años de lectura en los que me sumergí, mucho tiempo aprendiendo de la vida y aprendiendo de otras experiencias literarias. Con humildad miré las cosas y admiré los aciertos de todos los maestros poetas, llegando a entender nadie es más poeta que otro y todos debemos algo a alguien, pues la poesía no es un territorio sagrado únicamente para los santos, la poesía es la más bella puta que se acuesta con los seres humanos que la desean o que la ansían. Supe que la poesía me esperaba en cualquier esquina, siempre dispuesta a mis risas y a mis enojos, siempre alerta a mis pudores y mis eructos, siempre emocionada con mis arrebatos y mis estupideces. Ella me poseyó y me dio cobijo en su morada, yo la hice mía las veces que pude o las veces que sus delicadas líneas se acomodaron en mi maleta . Sé, ahora, cómo es; pero a la vez no sé -en realidad- cuánta dulzura hay en su corazón que va por todo lado hipnotizando a la gente. Estos años los he pasado entre el sueño y la realidad, entre la fruta recién arrancada de la mata y la nostalgia.
¿Que significan en conjunto los galardones y menciones para Ud.?
- ¿Galardones? Son solamente detalles que te indican una ruta posible. El mayor premio es que alguien te lea, que alguien diga algo de lo que escribes. El mayor premio es que alguien recuerde uno de tus versos o que te tomen en cuenta en alguna antología. Hay que escribir pensando en ganar amistades para que, a su vez, ellas compartan algo de tus búsquedas. Ganar premios no es lo más importante, el premio pecuniario te da equilibrio emocional, mas el premio literario te da fuerza moral y espiritual para crecer en este mundo tan lleno de misterios. Hay que ser agudo en el momento preciso, hay que ser dócil en el día D, hay que hablar en tono alto cuando las cosas están mal, pero hay que dejarse llevar por el vaivén de las olas cuando la voz del amor te llama. Nunca hay que arrugar a nada ni a nadie, aunque diga llamarse muerte; nunca hay que huir a nada ni a nadie, hay que dar batalla todos los días para vivir a plenitud. Nunca dejemos que la mediocridad ingrese a nuestra casa y por más premios que hayamos ganado recordemos que los hombres más fuertes cayeron derrotados entre las sedas de su vanidad. Vivamos con nuestras virtudes y defectos, aceptemos a los demás con sus virtudes y defectos, envejezcamos con virtudes y defectos y, cerremos los ojos complacidos y felices.
¿Qué es lo más valioso que le ha regalado la poesía?
- La poesía me ha regalado amistades. Grandes amistades. Uno debe de escribir sin enfado. Unos coincidirán contigo, otros se espantarán, otros solamente se encogerán de hombros, otros se arrepentirán el haberte conocido. Los que quedan, al final, son los que tú deseabas conocer. La poesía te da mayores posibilidades para ver la vida con otra perspectiva, con otra gama de colores y con otro cúmulo de aromas.
Como vemos, la inspiradora poesía de Luzgardo va más allá de la persona, y la persona va más allá de su poesía. Estaremos en contacto, gran amigo. Un abrazo fuerte.
Los Malos Muchachos.
NANCY LOAYZA ALATRISTA ES UNA GRAN POETA AREQUIPEÑA, SU BELLO LIBRO NOS MUESTRA MUCHA SENCIBILIDAD Y FORMAS DE APRECIAR LA VIDA EN TODOS SUS SENTIDOS.. MUCHAS FELICITACIONES PARA LA POETISA NANCY GLADIS, QUE SIGA ESCRIBIENDO Y SIEMPRE CONSEVANDO SU PECULIAR ESTILO. ¡¡¡ MUCHAS GRACIAS NANCY POR EXISTIR.!!!!!
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